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Eddy De Robertis: Ser miembro de ACAL es un compromiso por el bien común

Para Edward De Robertis la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL) ha sido, desde hace más de 40 años, una bienvenida voz en favor del desarrollo de la ciencia en América Latina y el Caribe. “Nuestros académicos representan lo más granado que ofrece la ciencia en sus respectivas naciones.  Si bien muchos países tienen Academias de Ciencias nacionales, la ACAL une a todos, incluyendo  aquellos sin academias nacionales y a miembros correspondientes de la diáspora en el exterior”.

De Robertis,  nacido en Boston y  educado en Uruguay, destaca como un valor clave el hecho de que la ACAL  sea una sociedad civil independiente de los gobiernos y que,  como otras sociedades científicas, esté formada por y para científicos, por lo que está idealmente posicionada para promover intercambios a nivel horizontal entre científicos latinoamericanos sin interferencias políticas.

Señala también que en su papel como promotor de las relaciones entre los científicos latinoamericanos, la organización también promueve los intercambios verticales.  Gracias a la Fundación Lounsbery, la ACAL tiene un importante programa, junto con la National Academy of Sciences USA, para conectar científicos de todas las disciplinas a través de la internet, lo que se conoce como ACALconecta. Pero, cree, podría haber más de estos intercambios.  Y en ese sentido deja ver sus críticas y hasta frustraciones. “La Unión Europea, EMBO (European Molecular Biology Organization) y el Wellcome Trust ayudan bastante a la ciencia en América Latina.  España y Portugal no tanto. Lamentablemente mi país, Estados Unidos ayuda poco, al menos comparando con los programas de Átomos para la Paz y la Alianza para el Progreso que tuvieron los Presidentes Eisenhower y Kennedy en épocas pasadas”.

“Una frustración es que he tratado sin éxito de que la Organización de Estados Americanos (OEA) haga algo útil, como otorgar becas para estadías cortas entre países miembros. En una época la OEA lo hizo pero ya no más, ahora simplemente se dedican a hacer declaracions periódicas de ministros de Ciencia y Tecnología pero sin resultados prácticos.  Ni pensar lo que podría hacer la USAID; la ciencia es independiente de la política y sería una gran manera de fomentar el desarrollo del hemisferio occidental”.

Una entrevista virtual

Académico de la ACAL, Eddy De Robertis habla desde la experiencia que le da su larga y fructífera carrera científica. En 1971, obtuvo su grado de Medicina en Montevideo, luego el doctorado en Química en el Instituto Leloir de Argentina y mas tarde desarrolló su trabajo en la Universidad Cambridge y finalmente en la Cátedra de Química Biológica en la Facultad de Medicina de la Universidad de California, Los Angeles, donde trabaja hasta hoy dia. En 1984, junto con su ahora fallecido colega Walter Gehring, aisló el primer gen de vertebrados que controla el desarrollo, hoy llamado Hox-C6. Los genes Hox controlan el desarrollo antero-posterior.

Su empuje y su pasión por la ciencia, en especial la latinoamericana, es el aliciente para pedirle sus opiniones sobre el papel que ha jugado y debe jugar la Academia de Ciencia de América Latina. Lo hacemos a través del correo. El científico no escatima su tiempo ni su discurso.

¿Que esperaría usted de la ACAL como miembro, a corto, mediano y largo plazo?

–Creo que lo más útil que ACAL puede hacer es convencer a nuestros pueblos de la enorme importancia que tiene la ciencia en la sociedad actual.  Sin ciencia no puede haber desarrollo económico.  América Latina está en una posición realmente privilegiada pues cuenta con un extenso capital humano con amplios sectores de la población altamente educados a través de universidades magníficas que hemos heredado de nuestra cultura hispánica.

Las tradiciones culturales no se pueden crear de un día al otro.  Tenemos no solo magníficos escritores y músicos, sino también una tradición intelectual de contribuciones a la ciencia universal como en el caso de Bernardo Houssay y Luis Leloir quienes recibieron el Premio Nobel por investigaciones llevadas a cabo enteramente en Buenos Aires.

La curiosidad humana nos impulsa a los nuevos conocimientos.  Los científicos tenemos el privilegio de poder leer el libro de la naturaleza. En mis viajes he constatado un gran entusiasmo en la juventud por participar en la ciencia básica.  América Latina tiene un enorme reservorio de jóvenes altamente educados.  La función de instituciones como ACAL y las universidades es facilitar el desarrollo de este potencial humano.

En otra época era difícil convencer al pueblo de la utilidad de la ciencia básica.  Hoy día, cuando vivimos sumergidos en una realidad de comunicaciones digitales e inteligencia artificial es fácil comprender porqué necesitamos matemáticas, física e ingeniería en cada país.  En medicina, la biología molecular hoy es indispensable para el diagnóstico y tratamiento individualizado y para la salud pública.  Con la pandemia, el hecho de tener universidades capaces de realizar análisis de PCR fue fundamental para contener el contagio.  En biología hay un gran interés mundial en nuestra enorme biodiversidad. Las bibliotecas virtuales han sido el gran igualador que han abierto el acceso a las publicaciones de la ciencia mundial.  Las universidades de Estados Unidos y Europa reclutan activamente talento latinoamericano para programas de doctorado y postdoctorado porque el interés de su propia juventud por la ciencia pura ha disminuído. Mi consejo para los que les interese la ciencia es que estudien su lingua franca que es el inglés.

Algunas iniciativas privadas desde Estados Unidos han tenido influencias altamente benéficas.  Estoy en el comité de PEW Charitable Trusts para el programa de Latin American Fellows.  Con sólo 10 becarios postdoctorales por año y generosos fondos para retornar a su país ya se han instalado más de 200 laboratorios independientes por toda América Latina.  El Instituto Médico Howard Hughes (HHMI) tuvo un muy importante programa de investigadores HHMI en latinoamerica por 20 años que fue descontinuado pero muy influyente. La PEW y HHMI han sido los semilleros de los nuevos académicos de ACAL que nos han renovado en el campo de la biología molecular.

La mejor manera de mejorar la ciencia en América Latina es enviar becarios postdoctorales a países avanzados que luego puedan competir por plazas de investigación independientes en concursos abiertos en sus respectivos países.  El tener concursos abiertos es fundamental pues de otro modo se perpetúan grupos de discípulos y amigos.  El problema es conseguir fondos para equipar nuevos laboratorios, pero varios países como Brasil, México, Argentina y Chile tienen buenos programas nacionales de reinserción. Lo fundamental es formar grupos realmente independientes.  No obstante, no creo que la ACAL puede ayudar creando una atmósfera positiva, conectando y estimulando colaboraciones internacionales.

¿Cree que los jóvenes científicos latinoamericanos pueden encontrar un espacio de interacción en la ACAL?

–A pesar de la baja inversión, la ciencia en América Latina ha progresado mucho. Casi todos los países tienen programas de maestrías y doctorados. En mi juventud si uno quería aprender biología estudiaba medicina y si estaba interesado en física estudiaba ingeniería. Me parece esencial estimular los intercambios a nivel horizontal a través del intercambio de jóvenes dentro de latinoamérica y esto es algo que interesa mucho a la ACAL. Algunos países, como Brasil y México, tienen financiamiento para intercambios de becarios y estudiantes doctorales latinoamericanos de otros países pero estos no han recibido la difusión necesaria.  Una gran mejora es que actualmente muchos estudiantes obtienen pasantías cortas en laboratorios de países desarrollados durante sus estudios de doctorado.

Una de las funciones de los académicos de ACAL es identificar y nominar a las jóvenes estrellas dentro de sus respectivos campos.  Todos los años se piden nominaciones de jóvenes que están en el despegue de su carrera.  Tenemos que tratar de nominar jóvenes Académicos entre 40 a 50 años que hayan ya demostrado una trayectoria de descubrimientos originales.  Son ellos los que mejor pueden llevar adelante la función de ACAL de promover la ciencia, educación y el capital humano del futuro.

¿Qué pueden hacer los académicos para mejorar a ACAL?

–Lo más práctico para el académicos actuales de ACAL es identificar jóvenes con una trayectoria de descubrimientos originales y nominarlos formalmente a la Academia.  Para ser elegido hace falta obtener el 66% del voto de toda la Academia, de modo que es un honor que no llega fácil.  Preparar estas nominaciones da trabajo, pero es la mejor manera de mejorar la institución.

Nos hace falta hacer reuniones entre los miembros de ACAL en persona.  Cuando Claudio Bifano fue nombrado Presidente de ACAL, lo que nos inyectó vigor fue una reunión conjunta con la Academia Pontificia de Ciencias (PAS). Esta reunión fue particularmente interesante pues la ACAL misma fue fundada en 1982 en una reunión de la PAS en el Vaticano.  En aquella época el Presidente de PAS era el Dr. Carlos Chagas filho, quien correctamente pensó que había necesidad de una Academia de Ciencias en América Latina.  Luego de más de 40 años nos toca a nosotros continuar esta institución.  Si bien una reunión de este tipo es muy difícil de concretar, es factible hacer pequeñas reuniones entre dos o tres países vecinos.  Hace unos años se había programado una reunión de ACAL entre científicos venezolanos y colombianos que fue cancelada por la pandemia.  En mi campo de bioquímica hay importantes reuniones nacionales anuales en Argentina, Brasil, Chile y México.  No es difícil invitar un par de luminarias de ACAL de países vecinos y hacer una simposio especial.  En una ocasión en Córdoba invitaron a varios de los académicos jóvenes recientemente elegidos a la ACAL con buen suceso.

En Europa hay un programa muy bueno de conferenciantes EMBO, en el cual ellos financian el viaje de un miembro de EMBO a dar una conferencia en reuniones anuales de sociedades científicas sin fines de lucro.  Eso es algo que la ACAL podría hacer fácilmente. En América Latina hay muchas sociedades científicas nacionales que se podrían beneficiar al recibir un conferenciante miembro de ACAL de otros países.

Lo más importante a mi parecer es tener presente que ser miembro de ACAL representa no sólo un gran honor personal, sino un compromiso de trabajo para el bien común.

Eddy De Robertis cierra la extensa entrevista con un agradecimiento. “En lo personal, el reconocimiento de ser Académico Corresponiente de ACAL me ayudó a comenzar mi carrera. Hay que pagar lo recibido hacia adelante a la próxima generación, noblesse oblige”.

El entrevistado

Eddy De Robertis nació en Boston y creció en Montevideo, Uruguay, donde recibió su título de médico en 1971. Después de completar un doctorado en química en el Instituto Leloir en Argentina, se formó en embriología de Xenopus con Sir John Gurdon en el famoso Laboratorio de Biología Molecular MRC en Cambridge, Inglaterra. Su trabajo en biología del desarrollo ha contribuido a la comprensión de que los genes de patrones anteroposteriores y dorsoventrales se han conservado a lo largo de la evolución animal, fundando una nueva disciplina llamada Evo-Devo. Su clonación del primer gen Hox de vertebrados en 1984 inició una nueva era en la genética del desarrollo. Su trabajo sobre Cordina, un antagonista secretado de las señales BMP ventrales que se regula por escisión proteolítica, ha proporcionado un paradigma para los gradientes de señalización morfógena dorso-ventrales en todos los animales. Se incorporó a la Facultad de Medicina de la UCLA en 1985, donde es profesor de Química Biológica de la cátedra Norman Sprague. Es miembro de la Academia Latinoamericana de Ciencias, la Academia Pontificia de Ciencias, la Organización Europea de Biología Molecular, la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y miembro correspondiente de las Academias Nacionales de Ciencias de Uruguay y Buenos Aires.

 

 

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